En la era digital, mantenerse constantemente conectado se ha vuelto casi una obligación. Sin embargo, esta necesidad puede derivar en el FOMO (Fear of Missing Out), o miedo a perderse algo, un fenómeno que genera ansiedad y agotamiento emocional. Este artículo explora cómo el FOMO afecta nuestra salud mental y las formas en que las redes sociales lo alimentan. También ofrece estrategias prácticas para recuperar el equilibrio y disfrutar del presente. Porque desconectarse, a veces, es la mejor manera de volver a conectarse con uno mismo.
¿Qué entendemos por FOMO, también conocido como el síndrome de la hiperconexión?
El acrónimo describe una experiencia muy común en la era digital; proviene del inglés Fear of Missing Out, que se traduce como la sensación de quedarse fuera de un evento o información importante si no se permanece constantemente conectado (Przybylski et al., 2013).
¿Cuántas veces estamos manteniendo una conversación con alguien y miramos el móvil rápidamente “revisando”, inconscientemente, si hemos recibido alguna notificación, mensaje o noticia de actualidad?
El FOMO no es una simple curiosidad, sino un tipo de ansiedad social vinculada a la necesidad de pertenecer o, más concretamente, al miedo de no sentirse parte del grupo que conoce dicha información (Beyens, Frison & Eggermont, 2020).
“Estar conectados permanentemente puede hacernos sentir informados, pero también agotados emocionalmente.”
Las raíces psicológicas detrás del FOMO
El FOMO surge de la necesidad humana de pertenencia y validación social. Es una sensación que conecta con los mecanismos emocionales más profundos: miedo al rechazo, comparación constante, búsqueda de relevancia, entre otros…
Además, el diseño de las redes sociales más populares hoy en día fomenta el mantenimiento del miedo en cuestión, ya que el refuerzo intermitente que generan las notificaciones o actualizaciones constantes activan una pequeña recompensa cerebral. De esta manera, se altera el sistema dopaminérgico del usuario debido al continuo bombardeo de pequeñas dosis para lograr mantener la atención.
Lista de ejemplos del FOMO en el día a día
A continuación, hemos elaborado una lista breve con ejemplos cotidianos que son indicadores de este fenómeno:
- Estar revisando, constantemente, notificaciones y mensajes.
- Ansiedad o incomodidad en situaciones donde no tiene fácil acceso al móvil.
- Sensación de que los demás siempre hacen más, o viven cosas más interesantes.
- Dificultad para disfrutar del presente (estar en un acontecimiento social pensando en lo que ocurre en otro lugar).
Cabe decir que, aunque su prevalencia sea mayor en jóvenes, este fenómeno no depende de la edad y puede afectar a toda la población, especialmente en adultos cuya profesión les exige estar conectados constantemente.
Consecuencias emocionales y psicológicas del FOMO
Pese a que sus consecuencias psicológicas puedan parecer inofensivas, los estudios revelan algunas afectaciones que tienen mucho impacto en el día a día de las personas que lo sufren, y se manifiesta de la siguiente manera:
- Estrés constante por sobrecarga informativa.
- Fatiga mental y menor capacidad de concentración.
- Insatisfacción personal, percepción de que la vida de la persona es menos interesante que la de los demás.
- Alteraciones del sueño por la necesidad de estar disponible.
- Aislamiento paradójico: estar más conectados, pero menos presentes.
“Cuanto más intentamos estar en todo, más nos desconectamos de nosotros mismos.”
La cultura de la continua comparación y el papel de los algoritmos
Siguiendo en la línea de lo mencionado en el punto anterior acerca de las redes sociales, éstas están diseñadas para amplificar el FOMO, ya que muestran sólo lo más atractivo o exitoso.
Los algoritmos de las redes sociales más populares (Instagram, Tik Tok y Youtube) seleccionan contenido para mantener la atención y provocar deseo de seguir mirando. Lo que nos lleva a reflexionar y preguntarnos… ¿Cuánto de lo que vemos es real?
Os dejamos algunas estrategias para reducir el FOMO y cuidar la salud emocional:
- Practicar la JOMO, “Joy of Missing Out”, es un concepto conocido como el placer de no estar en todo, de priorizar el descanso y la presencia (Sirois & Procci, 2023). Para ello proponemos buscar pequeños momentos sin conexión y observar la sensación que nos produce estar alejados de las redes.
- Hacer una desconexión consciente, es decir, establecer horarios sin notificaciones o sin redes (por la mañana, durante las comidas, antes de dormir), usando el “modo avión” o dejar el móvil fuera del alcance visual al menos 20 minutos antes y después de dormir.
- Redefinir la idea de “estar al día”; cambiando la urgencia informativa por curiosidad pausada. Hay que recordar que no saberlo todo, todo el tiempo, también es saludable.
- Reforzar la vida fuera de las pantallas, fomentando las relaciones presenciales, actividades físicas o creativas que reconecten con el aquí y ahora. Experimentar cómo cambia el día a día cuando pasas tiempo sin conexión.
“La solución no es rechazar la tecnología, sino usar la conexión digital sin perder la conexión interior.”
Preguntas frequentes
No necesariamente. Aunque es más común entre los jóvenes, el FOMO puede afectar a cualquier persona, especialmente a quienes necesitan estar conectados por motivos laborales o sociales.
Puedes comenzar practicando la desconexión consciente: establecer momentos sin redes, dejar el móvil fuera de alcance antes de dormir y disfrutar actividades presenciales que te ayuden a reconectar contigo mismo.
En Centre Sukha exploramos lo desconocido y te ayudamos a superar los problemas con éxito aprendiendo de todo el proceso.
ISSN: 2938-1541

Fundadora y directora de Centre Sukha con Núm. Colegiada: 24465 por el Colegio Oficial de Psicólogos de Catalunya.
Durante su carrera profesional se ha enfocado en trabajar con diferentes problemáticas como trastornos de ansiedad, trastornos alimentarios, TDAH, bullying, problemas de conducta, traumas, problemas de autoestima etc. Especialidades: Psicóloga General Sanitaria · Terapeuta EMDR · Especialista en Trastornos Alimentarios y Obesidad · Especialista en TDAH (infanto-juvenil y Adultos).
