Última actualización: 18 junio, 2025 - 03:51 pm
Vivimos en una época en la que la felicidad parece ser casi obligatoria: las redes sociales nos muestran personas felices todo el tiempo, abunda la literatura de autoayuda y, en general, nos cuesta aceptar la tristeza. Muchas veces intentamos ocultarla o incluso evitarla para no parecer “demasiado tristes”. Pero, ¿qué sucede con esa emoción? En este post hablaremos sobre querer estar siempre bien o alegres y cómo puede generar presión emocional, aunque a simple vista parezca bien intencionada.

Comencemos hablando de cuáles son las emociones básicas: alegría, ira, miedo, tristeza, vergüenza, sorpresa y asco. Estas emociones nos ayudan a identificar lo que sentimos, a buscar lo que necesitamos, a comunicarnos con los demás, a resolver conflictos, a conocernos mejor y a tener un mayor bienestar psicológico. Se llaman básicas porque son innatas: nacemos con ellas y están presentes desde que nacemos. Cada una nos quiere decir algo:
- La alegría nos hace sentir bien; está presente cuando algo nos gusta.
- La tristeza nos conecta con la pérdida y con lo que nos duele.
- La ira surge ante la injusticia y cuando se sobrepasan nuestros límites.
- El miedo nos ayuda a estar alerta ante posibles peligros.
- El asco nos protege de lo dañino, como una comida en mal estado.
- La sorpresa nos permite adaptarnos a cambios o situaciones inesperadas.
Como podemos ver, todas las emociones son necesarias. Nos conectan con nosotros mismos y con los demás. Aunque algunas resulten desagradables, todas tienen una función. Spoiler: no se puede vivir alegre todo el tiempo.
Frases como estas pretenden asociarnos solo con lo positivo, y pueden hacernos creer que deberíamos estar siempre bien. Sin embargo, eso no es realista. Algunos ejemplos de este tipo de frases son:
- “Podría ser peor.”
- “No te quejes, al menos tienes salud.”
- “Todo pasa por algo.”
- “Atraes lo que piensas.”
- “Solo vibra alto.”
- “No es para tanto.”
- “Mira el lado bueno de las cosas.”
- “Nunca te rindas.”
- “Agradece siempre lo que tienes.”
- “No seas tan negativo.”
Aunque muchas veces se dicen sin mala intención, estas frases pueden inhibir la expresión emocional, haciéndonos sentir culpables, tristes o frustrados. También pueden dificultar que pidamos ayuda o compartamos cómo nos sentimos, especialmente si lo que sentimos es incómodo o desagradable.
Reprimir constantemente nuestras emociones puede tener consecuencias: está bien reservarlas para otro momento si es necesario, pero no ignorarlas por completo.
Obligarnos a estar bien todo el tiempo puede generar ansiedad, irritabilidad, fatiga emocional, dificultades para conectar con otros o incluso manifestaciones físicas como insomnio, tensión muscular o problemas digestivos.
¿Qué podemos hacer en lugar de forzarnos a estar bien?
- Validar nuestras emociones: no hay emociones “buenas” o “malas”, todas tienen un sentido y nos quieren decir algo.
- Practicar la autoempatía: hablarnos como lo haríamos con alguien que queremos. No te juzgues o castigues por sentirte mal.
- Acompañar en lugar de corregir: en vez de decir “no estés triste”, podemos decir “te escucho”.
- Aceptar que el malestar forma parte de la vida: todas las emociones son temporales, todas pasan y se transforman.
Estar siempre bien no es saludable. No somos robots. Permitámonos sentir, expresarnos y pedir ayuda cuando lo necesitemos. Eso no nos hace débiles, al contrario, nos hace valientes.
Preguntas frequentes
No está mal querer sentirse bien, pero forzarlo todo el tiempo puede ser dañino y evitar que conectemos con nuestras emociones reales.
Porque todas las emociones tienen una función y nos ayudan a entendernos, adaptarnos y cuidar de nuestro bienestar emocional

En Centre Sukha exploramos lo desconocido y te ayudamos a superar los problemas con éxito aprendiendo de todo el proceso.
ISSN: 2938-1541

Fundadora y directora de Centre Sukha con Núm. Colegiada: 24465 por el Colegio Oficial de Psicólogos de Catalunya.
Durante su carrera profesional se ha enfocado en trabajar con diferentes problemáticas como trastornos de ansiedad, trastornos alimentarios, TDAH, bullying, problemas de conducta, traumas, problemas de autoestima etc. Especialidades: Psicóloga General Sanitaria · Terapeuta EMDR · Especialista en Trastornos Alimentarios y Obesidad · Especialista en TDAH (infanto-juvenil y Adultos).