Última actualización: 11 julio, 2025 - 10:33 am
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una
condición del neurodesarrollo que afecta a la atención, el control de
impulsos y, en algunos casos, la hiperactividad. Aunque suele
diagnosticarse en la infancia, puede no haberse detectado hasta el
momento de la adultez.
¿Cómo se manifiesta en adultos?
En la edad adulta, el TDAH puede afectar de forma diferente a cómo
lo hace en los niños. No siempre hay hiperactividad visible. Los
síntomas más comunes en adultos son:
- Dificultad para concentrarse.
- Dificultad para manejar el tiempo.
- Problemas para organizarse en diferentes áreas de la vida.
- Olvidos frecuentes.
- Procrastinación, es decir, dejar tareas para el último momento.
- Sensación de “tener la cabeza siempre llena”.
- Hablar de forma impulsiva o tendencia a interrumpir a los
demás. - Sentimientos de frustración constante o cambios de humor.
Estas manifestaciones pueden tener un impacto importante en la
vida cotidiana: desde complicaciones en el entorno laboral hasta
tensiones en las relaciones personales. Muchas personas lo
describen como vivir en un estado constante de sobrecarga o caos
interno, lo que genera una fatiga mental considerable.
¿Cómo saber si lo tengo?
El TDAH no aparece de repente en la adultez: los síntomas suelen estar presentes desde la infancia, aunque a veces pasan desapercibidos. Por tanto, sería recomendable explorar el desarrollo de tu infancia. Para ello, puedes ayudarte preguntando a personas
cercanas y familiares por tu comportamiento y el impacto de este en
distintas áreas como familiar, escolar y relacional.
También puedes hacer uso de herramientas complementarias que te
aporten datos objetivos y que se encuentran en versiones gratuitas en páginas de asociaciones de TDAH, o solicitarlas a un profesional.
Algunas de las más utilizadas son:
- ASRS-6: test breve, de unas 6 preguntas, que puedes autoaplicarte.
- WURS-25: test que evalúa si tuviste síntomas en la infancia.
Estos cuestionarios no son pruebas diagnósticas en sí mismas, pero
pueden ser útiles como primer paso para orientar la sospecha
clínica. Si obtienes puntuaciones elevadas, lo recomendable es
acudir a un profesional para realizar una evaluación más exhaustiva.
Muchas personas adultas con TDAH mejoran
significativamente su calidad de vida después de un buen
diagnóstico y apoyo adecuado a nivel psicoterapéutico y/o
farmacológico en caso de que sea necesario. Entender cómo funciona
tu mente, aprender a gestionarla y acceder a los recursos correctos
puede marcar una diferencia enorme.
¿Y si me identifico con todo? ¿Qué puedo hacer mientras tanto?
Es importante buscar información fiable; no te quedes con lo que ves
en redes sociales. Sentirse identificado no significa que
automáticamente tengas TDAH. Otros trastornos como la ansiedad,
la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo o incluso un periodo
prolongado de estrés crónico pueden generar síntomas muy
similares: dificultades de concentración, desorganización,
irritabilidad o falta de motivación.
Por ejemplo, una persona con ansiedad generalizada puede tener la
atención constantemente secuestrada por preocupaciones, lo que se
traduce en distracción y olvidos. Alguien con depresión puede
experimentar una fuerte disminución de la motivación, lo que lleva a
procrastinar o a perder el control del tiempo. Incluso trastornos del
sueño, como el insomnio crónico, pueden causar fatiga cognitiva y
bajo rendimiento que se asemejan a los síntomas del TDAH.
Además, algunas personas con rasgos de alta sensibilidad,
hipervigilancia o traumas no resueltos también pueden vivir en un
estado de “ruido mental” constante, con una sensación similar a
tener “la cabeza llena” o una gran dificultad para mantener la
atención. El contexto vital actual, con sobrecarga digital,
hiperexigencia y multitarea, puede amplificar estos síntomas y hacer
que muchas personas se pregunten si tienen TDAH, cuando en realidad lo que están experimentando es una respuesta natural a un
entorno saturante o una condición diferente.
Por eso, no te autodiagnostiques. El diagnóstico del TDAH en adultos
requiere una evaluación clínica completa que tenga en cuenta tu
historia personal, tu contexto actual, tus patrones emocionales y
cognitivos, y que explore también posibles diagnósticos diferenciales.
Lo mejor que puedes hacer es acudir a un especialista en salud
mental que te evalúe de forma rigurosa, empática y sin prejuicios.
En resumen:
Identificarte con los síntomas puede ser el primer paso para
comprender mejor lo que te está ocurriendo, pero no es el último.
Explora, infórmate bien y busca ayuda profesional. Vivir con dudas
constantes puede ser tan limitante como vivir con un diagnóstico sin
recursos. Y recuerda: tener un diagnóstico no es una etiqueta, es una
herramienta. Una buena evaluación no solo te aclara el panorama,
sino que abre la puerta a nuevas estrategias, apoyos y formas de
vivir con más calma y coherencia contigo mismo/a.
- ¿Estos síntomas están presentes desde hace años o son algo más reciente?
- ¿Cómo han afectado mi vida diaria, mis relaciones y mi bienestar emocional?
- ¿Estoy buscando un diagnóstico porque quiero entenderme mejor o porque necesito justificar un mal momento?
- ¿Qué pasaría si esto que me ocurre no fuera TDAH, sino otra cosa que también necesita atención?
ISSN: 2938-1541

Fundadora y directora de Centre Sukha con Núm. Colegiada: 24465 por el Colegio Oficial de Psicólogos de Catalunya.
Durante su carrera profesional se ha enfocado en trabajar con diferentes problemáticas como trastornos de ansiedad, trastornos alimentarios, TDAH, bullying, problemas de conducta, traumas, problemas de autoestima etc. Especialidades: Psicóloga General Sanitaria · Terapeuta EMDR · Especialista en Trastornos Alimentarios y Obesidad · Especialista en TDAH (infanto-juvenil y Adultos).
